Adivinanzas Bíblicas y Religiosas

Delante de las canas te levantarás
Y el rostro del anciano respetarás.

Híseme de huertos y jardines
Y plante muchos árboles frutales
Hiseme de vacas, ovejas, oro y plata
Y también de instrumentos musicales.

Todo lo que en la escritura está
es bello y todo es cierto.
¿y que pueblo paso,
cuarenta años en el desierto?

Delante de Dios estoy,
entre cadenas metida,
ya me suben, ya me bajan,
ya estoy muerta, ya estoy viva.

Iglesia chiquitilla,
gente menudilla,
sacristán de palo
y no lo aciertas en un año.

La última soy del cielo,
en Dios el tercer lugar.
Me encuentras siempre en navío
y nunca estoy en el mar.

En el monte se crió
y en el altar acabó.

¿Quién dijo estén juntos
y practiquen siempre la oración,
y esperen que la promesa del Padre
se cumpla en su corazón.

¿Quién fue el peor "músico"
En toda la historia Bíblica?

Verde soy,
verde nací,
verde fue mi nacimiento
y luego vine a tener
con mi Dios siempre el asiento.

Hablaron mal de su hermano
y ella de lepra se enfermó.
Más el arrepentido
De su hermano el perdón buscó.

Era insensato y mezquino,
Y el infierno fue su destino.

Es grande
Y muy hermosa,
Y un día habitará
En ciudad gloriosa.

¿Quién fue el mejor ajedrecista de la historia de la humanidad?

Piensa y lo adivinarás:
¿qué tiene Adán delante
que Eva tiene detrás?

Fueron engañados
por una mujer impía
y también fornicarios y
practicantes de idolatría.

Soy la redondez del Mundo.
Sin mí no puede haber Dios.
Papas y Cardenales sí.
Pero Obispos no.

Escucha las palabras de un sabio,
Que ya estaba un poco molesto.
A la risa dijo: enloqueces,
Y al placer, ¿de que sirve esto?

Dama con pendiente
que toca deprisa
para que la gente
no pierda la misa.

Dios te ha dado riquezas,
Pero muchas en verdad.
Pero no disfrutas lo que tienes,
Es grande tu enfermedad.

Era príncipe de los publícanos,
Pero bajo de estatura.
Ansiaba ver a Jesús,
Aunque fuera de las alturas.

Dos hermanos son,
el uno va a misa
y el otro no.

En el mundo fui nacida,
pero Dios no me crió.
Si tienes entendimiento,
adivina quién soy yo.

Unos decían: es bella tierra
pero traga a sus moradores
¿más quien hizo callar a
estos mal hablados señores.

Siete hijos ha la dama,
seis trabajan con ardor,
de la noche a la mañana
ruega el séptimo al Señor.

Es cual espada de dos filos
siempre poderosa, siempre pura,
y el Señor Jesucristo,
recomienda su lectura.

Acompañó a Pablo
en una gran misión.
Y fue azotado
Sin ninguna consideración.

¿Cuál es el colmo de un católico?

¿Quién escucho la voz de Dios?
Cuando la zarza ardía.
E inmediatamente obedeció,
Porque el mandato urgía.

Compuso tres mil proverbios
con santa dedicación.
Y mil cinco versos,
Por divina inspiración.

Tendían mantos y ramos,
Las gentes por el camino.
¿Más quien montaba,
El orejudo pollino?

¿Cuál es el ave que no vuela?

Dice Jesús: ustedes recibirán
el poder espiritual.
Y en todas partes predicarán
Combatiendo todo mal.

Era rey
Por cierto muy elegante.
Y vivía en Basán,
Tierra de gigantes.

Había un hombre
entre los fariseos,
que vino a Jesús de noche
manifestándole sus deseos.

¿Por dónde se entra por primera vez a la iglesia?

Blanquita soy,
hija del mar;
en tu bautizo,
tuve que estar.

En Pergamo estaba.
Y allí se le escribió
Para que el amonestara,
A los que se apartaron de Dios.

Cinco cabezas,
cuatro brazos
y tres pies.
¿Qué cosa es?

Escucha tú mis consejos
dijo un sabio de Sión.
A mancebos distraídos
Que descuidan su salvación.

Una cajita de Dios,
se abre y se cierra
y no se marchita.

Era gigante,
con más de seis codos de altura.
Y murió de una pedrada,
Que le rompió su cabeza dura.

Es una red sin medida,
cuyos nudos no se ven
y duran toda la vida.
De esa red de pescar,
unos quieren salir
y otros quieren entrar.

Arquita chiquita,
de buen parecer,
ningún carpintero
la ha podido hacer.
Sólo Dios del cielo
con su gran poder.

Era un hombre muy rico,
que vivía en Jericó.
Que cuando arrepentido,
Sus bienes repartió.

Buena es la convivencia,
suave como el perfume de una flor.
Que se esparce por el ambiente,
Como el rocío de Hermón.

Un hombre vio a Pedro y a Juan,
Que subían al templo a orar.
Y ellos le dijeron en el Nombre de
Jesucristo hoy te vas a levantar.

¿Quién será, quién no será, que en todas partes está?

Era general de un ejército
hombre de gran valor.
Pero con una enfermedad
Que le causaba dolor.

Es bella, de hermosos frutos
y de fuentes cristalinas.
¿Quiénes dijeron esto
de la tierra de Palestina?

Calvo sube, calvo sube,
Decían al Profeta, unos jóvenes malosos.
¿Y cuantos de ellos murieron
Despedazados por dos osos?

Ya me llevan,
ya me traen,
dándome siempre tormento,
porque el fuego en que me abraso
arde con el movimiento.

En el estanque de bethesda,
Un milagro sucedió.
N o fue el ángel, no fue el agua,
Fue Jesús, quien lo realizó.

Era un hombre que meditaba,
con profunda devoción.
Poderoso en las escrituras,
Y noble de corazón.

Se levantó en el tribunal,
Y al pueblo arengó,
Y al no darle la gloria a Dios.
Engusanado se murió.

Una cosa quisicosa,
de ovalada construcción,
todos los hombres la tienen,
pero las mujeres, no.
El Obispo como todos
también tiene dos.

Fue un gran evangelista,
que en un carro predicó.
Y a un hombre arrepentido,
En agua bautizó.

Yo soy un pobre negrito,
no tengo brazos ni pies,
navego por mar y tierra
y al mismo Dios sujeté.

¿Quiénes curaron su mal,
mirando a una serpiente de metal?

Se fueron a peregrinar,
ella y su marido también.
Y llegaron a los campos de Moab,
Procedentes de Belem.

Una capilla llena de gente.
Un capellán en medio.
Que predica siempre

Navegando para Roma,
Un viento los hizo naufragar.
¿Más quien dijo a Pablo,
No temas que todos sa han de salvar?

Grande fue su pecado
pero más fea su traición.
Y tres dardos veloces
Traspasaron su corazón.

Era pobre,
Y mendigaba pan.
Y cuando murió,
Lo llevaron al Seno de Abraham.

Pedro fue apóstol,
San Juan evangelista,
Y en que fiesta murió,
San Juan el Bautista.

La duración del Diluvio,
los ladrones de Alí Babá,
lo que se canta en el tute
¿el número lo sabes ya?

Era grandote
Y estaba cargado de metal
Y al mismo tiempo era
Un siervo de todo mal.

Cincuenta y cinco soldados
en cuerda amarrados van;
los cincuenta piden ave
y los cinco piden pan.

Sin ser el padre de Adán,
principio y fin del alma he sido.
En medio del mar
y al final de la tierra
se escucha mi sonido.

Somos hermanas cincuenta,
siempre unidas caminamos,
no teniendo lengua hablamos
y ajustamos nuestra cuenta.
Y si en la casa o la venta,
o para la iglesia vamos,
muchos nos franquean sus manos
con mil vueltas y ademanes,
marcándole siempre el alto
a nuestros cinco galanes.

Redonda soy como el mundo,
sin mí no puede haber Dios,
Papa y Cardenales sí,
pero Pontífices no.

Fue una mujer malvada
empleada de Lucifer
que se decía profetiza
y a muchos los hacia creer.

Unas regaderas
más grandes que el sol,
con que riega el campo
Dios nuestro Señor.

Fueron diez y ocho años,
Que la enfermedad la esclavizó.
Más cuando la vio N.S.J.C.
Libre al instante ella quedo.

Era muy fiestero
Y cuando murió, hubo mucho lamento.
Porque fue lanzado
Al lugar de tormento.

Sufrió angustia,
penas y tribulación.
Y murió ciego y encadenado,
Por culpa de una traición.

Para unos soy muy corto.
Para otros, regular.
Para los tristes muy largo.
Para Dios, la eternidad.

A Dios carne pidieron
carne les dio
después se murieron
y el resto los sepultó.

Al dar la vuelta a la esquina
tropecé con un convento,
las monjas iban de blanco
y el sacristán en el centro.

La iglesia de barro,
el sacristán de palo,
los monaguillos
verdes y negrillos.
Cuando entra el sacristán,
todos se echan a temblar.

¿Cuál es el mejor terreno para papas?

No tuvo padre ni madre
y nació siendo ya hombre;
tiene bastantes parientes
y es bien sabido su nombre.

Sansón fue el más fuerte
El más sabio Salomón,
El más valiente fue David
Pero, ¿a quién le duro más el corazón?

Diez damas,
cinco galanes,
ellos piden pan
y ellas piden aves.

Fue proverbista
y también predicador
Fue un poeta sabio
y también gran escritor.

Era joven,
artesano y de gran valor.
Después fue rey,
Y un gran compositor.

Santa, sin ser bautizada,
mártir, sin saber qué día,
no está conmigo de noche
y conmigo está de día.

¿Quién cayó como un bulto,
por quedarse dormido,
en la hora del culto?

Muy triste y desierta quedo.
de un hombre su habitación.
Y otro tomo su obispado,
Cuando murió por su traición.

Dos con dos garrotes,
dos con dos capotes,
uno en el pesebre acerreando
y otro con el pelindrajo colgando.

Un hombre estaba en la cárcel,
Y la iglesia hacia oración.
Y un ángel enviado del cielo,
Lo sacó de la prisión.

Nadie lo ha visto en el mundo
y todos hablan de él,
por sus obras lo conocen.
¿Adivinas ya quién es?

Durante la noche duerme,
Pues siempre es así.
Y despierta al clarear el alba,
Y lanza sus rayos con frenesí.

Estaban atónitos y maravillados,
Cuando el fuego de Dios descendió.
Y a ciento veinte creyentes
El Señor bautizó.

Empiezan con uno,
prosiguen con dos,
y el fin de la cuenta
la conoce Dios.

De la tierra subí al cielo
y desde el cielo a la tierra.
No soy Dios,
y sin ser Dios
como al mismo Dios me esperan.

Cuanto media su cama
Que era de estructura,
Para que soportara el peso,
De este hombre de gran estatura.

Cuatro días en el sepulcro
sin latir su corazón.
Y escucha una voz gloriosa
Y sale de su cajón.

Primero fue apóstol
y después tesorero.
Y murió ahorcado,
Todo por traicionero.

Quién dijo: en el barbecho de los pobres
Existe mucha bendición.
Más se pierde por falta de juicio
Y buena disposición.