Adivinanzas Medianas

¿En qué se parece un tren a una mujer?

En la ventana soy dama,
en el balcón soy señora.
En la mesa cortesana
y en el campo labradora.

Verde fue mi nacimiento,
encarnado mi vivir,
y negra me fui poniendo
cuando me quise morir.

En el campo fui nacida,
en el campo me alimento;
dondequiera que me llevan
es para darme tormento.

Te digo y te repito
que si no lo adivinas
no vales un pito.

Cinco hijitos tiene cada una
y dan tortazos como ninguna.

Almacén de historias rotas
dicen muchos que yo soy
y en colegios y oficinas
por los rincones estoy.

Un platito de avellanas,
que de día se recoge
y de noche se derrama.

En granada hay un convento
con monjas mas de cien mil,
se miran unas a otras
por un velo muy sutil.

Pobrecito, pobrecito,
siempre andando,
siempre andando,
nunca sale de su sitio.

¿Qué hace una abeja en el gimnasio?

A muchos se lo suelen tomar.
Si antes no se han ido a pelar.

De claro como el agua al rojo oscuro,
salud y alegres fiestas os procuro.

Me lleváis,
me traéis,
y si sois nuevos
quizás me mordéis.

Soy cuerpo que nadie vio,
resisto entre los mortales,
soy causa de muchos males,
pero si faltase yo
morirían lo animales.

No es león y tiene garra,
no es pato y tiene pata.

Un hombre vio a Pedro y a Juan,
Que subían al templo a orar.
Y ellos le dijeron en el Nombre de
Jesucristo hoy te vas a levantar.

¿Qué es, qué es,
que te da en la cara
y no lo ves?

¿Quién será, quién no será, que en todas partes está?

Agua pasa por mi casa, cate de mi corazón.
Si no me adivinas esta adivinanza serás un burro cabezón.

De doce hermanos que somos,
el segundo yo nací
y soy el más pequeñín.
¿Cómo puede ser así?

Un bulto veo venir,
sus pasos no hay quien los cuente,
y cuando se acerca a mí,
meto mi cuerpo en su vientre.

Muchas damas en un castillo,
todas visten de amarillo.

Una estancia abovedada
donde el eco se recrea;
un batallón de soldados
repartidos en hileras;
no son machos los más fuertes,
que son los más fuertes hembras,
y una mujer entre ellos
por habladora está presa.

Te la digo
y no me entiendes,
te la repito
y no me comprendes.

Todas las mujeres lo tienen entero,
y por presumir le rompen el cuero,
meten lo tieso por lo blanco
y las pelotillas se quedan colgando.

Brazos tengo desiguales.
Ya mí ritmo se mueven los mortales.

Ya me llevan,
ya me traen,
dándome siempre tormento,
porque el fuego en que me abraso
arde con el movimiento.

Una señorita
va por el mercado,
su cola es muy verde,
su traje morado.

Rabo largo
a un ratoncillo
estaba buscando.
Si no hubiera sido
por el agujerillo,
¿qué habría sido del ratoncillo?

¿Cuál es el mes más corto?

Sin ser árbol, tengo hojas.
Sin ser bestia, un buen lomo.
Y mi nombre en cada tomo.

Colgada voy por delante.
Y al hombre hago elegante.

¿Qué es suficiente para uno, demasiado para dos y nada para tres?

Gaspar, Baltasar y Melchor.
Los transportan en camellos.
Y los dejan en enero.
A todos los niños buenos.

Hondo, hondo, barril sin fondo, si no la sabes eres un tonto

Una cosa quiquiricosa,
pasa por el agua y no se moja,
pone huevos y no es gallina,
tiene albarda y no es pollina.

Como te cases o te embarques.
En este día fatal, todo te saldrá mal.
¿Qué será?

Una cosa quisicosa,
de ovalada construcción,
todos los hombres la tienen,
pero las mujeres, no.
El Obispo como todos
también tiene dos.

Tan redondo como una cazuela,
tiene alas y no vuela.

En blancos paños nací
y en verde me transformé;
tanto fue mi sufrimiento
que amarillo me quedé.

El que la hace,
la hace cantando,
y el que la recibe,
la recibe llorando.

Entró en tu alcoba y te lo pidió,
tú te negaste y te la metió,
tú sollozabas y él se reía,
al ver la sangre cómo corría.

¿Qué le dice el piojo a la cabeza de un calvo?

Si yo soy yo, y tú eres tú ¿Quién es el más tonto de los dos?

Ordenes da, órdenes recibe,
algunas autoriza, otras prohíbe.

Pino sobre pino, sobre pino.
Lino, sobre lino, flores.
Y alrededor amores.

Mi nombre es de peregrino.
Y tengo virtud notable.
Me encuentras en los caminos.
Y mi olor es agradable.

Sin hueso y sin compostura,
todos los hombres lo llevan
incluido el señor cura.

¿Qué le dice la gallina al tren?

¿Cuál es el colmo de una modista?

Digo pío
y no soy pájaro,
miento y digo la verdad.

Entre dos lo tejen,
entre dos repican.
Unos no llegan a nada
y otros se multiplican.

Treinta y dos sillitas blancas
en un viejo comedor,
y una vieja parlanchina
que las pisa sin temor.

¿Cuál es el colmo de un motorista?

Estando sano me cortan,
sin ser enfermo me curan
y en lonchas o pedacitos,
dicen que estoy exquisito.

Tan redondo como una nuez,
mientras más le quitas
más grande es.

El que pinta es pintor.
Yo pinto y no recibo tal honor.

¿Qué le dice un Jaguar a otro Jaguar?

Todos me buscan
para descansar
si ya te lo he dicho
no lo pienses más.

Nuestra dueña nos coloca
uno a cada lado.
Siempre pendientes,
siempre colgados.

En medio de un prado blanco
hay una flor amarilla,
que se la puede comer
el mismo rey de Sevilla.

Se pone sobre la mesa,
se corta y se reparte,
pero no se come.

Era grandote
Y estaba cargado de metal
Y al mismo tiempo era
Un siervo de todo mal.

¿Cómo se llama el ministro de la guerra de Israel?

Mis caras redondas,
¡qué estiradas son!
a fuerza de golpes,
así canto yo.

Tengo tinta, tengo plumas
y brazos tengo. Además,
pero no puedo escribir,
porque no aprendí jamás.

Cierta personita,
¡qué buena será,
que nada nos pide
y todo nos da!

¿Qué animal tiene en su nombre las cinco vocales?

Como conoce la clave,
gira por su laberinto
y deja entrar al recinto.

Yo no quiero que os canséis
y por eso recomiendo
que el acertijo miréis,
para suprimirle un perro
y su número obtendréis.

La hermana de mi tía
aunque no es tía mía,
¿sabrías decirme qué es mío?

Cueva con treinta y dos machacantes.
Que dispone de un solo habitante.

Campo blanco,
semilla negra,
dos que lo ven
y uno que lo siembra.

Me hincho tanto,
tanto y tanto
que me deshago yo en llanto.

Tengo hojas sin ser árbol,
te hablo sin tener voz;
si me abres no me quejo,
adivina quién soy yo.

Lo que en el calendario abunda
y en muchas partes del mes,
forma el nombre de una fruta
que a mí me gusta comer.

Voy con mi casa al hombro,
camino sin tener patas,
y voy marcando mi huella
con un hilito de plata.

Lo rascaba llorando
de la crin a la cola
y en él se iba trotando
por una loma.

No he de darte más razones.
Sin mi perderías los pantalones.

Entre dos piedras feroces
sale un tío dando voces.

¿Cuál es el colmo de un puerco espín?

¿En qué se parece un burro a un coche que anda con gasógeno?

Se abre el telón y aparecen unas montañas y unos chorizos colgando.
¿Cómo se llama la película?

¿Cuál es el colmo de un carnicero?

Una vieja, muy revieja,
con un solo ojo y un rabo muy largo,
sólo come tela;
y a cada bocado,
pierde un trocito de rabo.

Las monjas delante
con vestido blanco
siempre tú verás,
y a un cura de rojo
que viene detrás.

Verde por fuera
Roja por dentro
Bailarinas en el centro.

Sale a pasear de noche
Tiene luces y no es coche.

Con el dinero lo compro,
con los dedos lo deslío,
por la cara me lo como.

Hilillos como cabellos
finitos y rojos son,
se echan en la paella
y le dan muy buen color.

Fue una mujer malvada
empleada de Lucifer
que se decía profetiza
y a muchos los hacia creer.

¿Cómo se llama la ministra de asuntos exteriores de Japón?

Unas regaderas
más grandes que el sol,
con que riega el campo
Dios nuestro Señor.

Damas comen de mi carne.
Damas comen de mi ser.
Si no adivinas mi nombre.
Poco ingenio has de tener.

Contengo todas las letras.
Los números y los signos.
Si me aprietan con los dedos.
Escriben hasta los niños.

Hace espuma,
quita las manchas
y huele muy bien.
¿Qué cosa es?

¿En qué se parecen los bancos a un muerto?

Siempre estoy bajando,
siempre estoy subiendo,
bajo de vacío,
siempre subo lleno.

Olas hace,
río no es,
barbas tiene
y hombre no es.