Lista con más de 600 adivinanzas con rimas para adultos y niños. Esas adivinanzas tienen respuestas y se clasifican por dificultad (fácil, medio y difícil) y sujeto (frutas, animales, etc.).
Yo soy siempre desdichado
y es tan grande mi bajeza,
que después que me has comprado
y tu esclavo me has llamado
me quebrantas la cabeza.
Con dos patas encorvadas.
Y dos amplios ventanales.
Quitan sol o dan visión.
Según sean sus cristales.
Nazco y muero sin cesar.
Sigo no obstante existiendo.
Y sin salir de mi lecho.
Me encuentro siempre corriendo.
Camina con la cabeza
y nunca tiene pereza.
Zorra le dicen, ya ves,
aunque siempre del revés,
se lo come el japonés
y plato muy rico es.
¿Qué es?
Lámina que no se ve
y nos protege del viento.
Aunque la atraviesa el sol,
se empaña con el aliento.
Siempre lleva el cobertor,
haga frío, haga calor.
Blanca como la leche
Negra como el carbón es
Habla aunque no tiene boca
Y anda aunque no tiene pies.
Somos verdes y amarillas,
también somos coloradas,
es famosa nuestra tarta
y también puedes comernos
sin que estemos cocinadas.
Mi padre al cuello la ata.
Y poco a poco, la aprieta.
Hasta llegar a su meta.
Atrás panza y delante espinazo.
Aciértamelo pedazo de ganso.
Animal soy, desde luego;
me llaman el jorobado,
y que tengo cuatro patas,
ya se da por descontado.
Con el pico, pica;
con el culo, aprieta
y con le cuelga,
tapa la grieta.
Aunque no soy florista
trabajo con flores
y por más que me resista
el hombre arrebata
el fruto de mis labores.
Era alto
y de bello parecer.
Y cuando lo nombraron rey
Tras el bagaje se fue a esconder.
Una señorita muy aseñorada,
atraviesa el río
sin mojarse nada.
Del techo al suelo,
cortada y fina,
tela con vuelo.
Mi picadura es dañina,
mi cuerpo insignificante,
pero el néctar que yo doy
os lo coméis al instante.
Redondo, redondo, barril sin fondo. ¿Qué es?
Ver respuestaPasa y pasa por alambre
y te da mucha calambre.
Sin tener alas, yo vuelo,
tengo cola y no soy ave,
y como tú bien lo sabes,
sin viento me vengo al suelo.
¿Quién será, quién no será,
que de noche sale
y de día se va?
Don dedin tiene un sombrero.
Para no hacerse agujeros.
Soy alta como un gigante,
como el mayor ciudadano,
me miran porque soy bella
aunque siempre esté fumando.
Soy pequeña y colocada.
En dos conchas colocado.
Como no puedo nadar.
Me pego a las rocas del mar.
Agua pasa por mi casa,
cate usted que es maravilla;
yo me lo como en tortilla.
En un huerto no muy llano
hay dos cristalinas fuentes;
no está a gusto el hortelano
cuando crecen las corrientes.
Por un caminito alante
va caminando un bicho,
y el nombre del bicho
ya te lo he dicho.
Pisados, siempre en el suelo,
recibiendo malos tratos,
y sin señales de duelo.
Tengo cabeza redonda,
sin nariz, ojos, ni frente,
y mi cuerpo se compone
tan sólo de blancos dientes.
Sobre un camino de hierro.
Muchas sorpresas tendrás.
Subo y bajo bruscamente.
A mucha velocidad.
En dos castañuelas voy encerrado.
Y al sacarme del mar
me pongo colorado.
Somos blancos, larguiruchos,
nos fríen en las verbenas,
y dorados, calentitos,
nos comen nenes y nenas.
De mi madre nací yo,
sin fundamento de padre;
y luego me he muerto yo
y de mi nació mi madre.
Tiene grandes pabellones.
Pero no tiene habitaciones.
Tengo cadenas sin ser preso.
Si me empujas voy y vengo.
En los jardines y parques.
Muchos niños entretengo.
Salta y salta
y la colita le falta.
Pequeños, redondos con agujeritos.
Valemos muy poco, solos o juntitos.
Más de nosotros depende.
El buen vestir de la gente.
Formo parte de París.
En el fin del mar me encuentro.
En el principio de Roma.
Y del Norte, estoy en el centro.
No pienses en otras cosas.
Que las tienes en el mar.
O las ves llegar furiosas.
O las ves mansas llegar.
Fui a la plaza
y las compré bellas,
llegué a mi casa
y lloré con ellas.
Vengo al mundo a trabajar.
Tengo tan mala suerte.
Que todos me pinchan muy duro.
Y yo no me puedo quejar.
Baja riendo
y sube llorando.
Alí y su perro Can
fueron a tomar el té,
a una ciudad junto al mar
que ya se la he dicho a usted.
Zapatos de goma
Ojos de cristal
Con una manguera
Lo alimentarás.
Dentro del garaje
Lo sueles guardar.
Ave tengo yo por nombre
Llana es mi condición.
El que no acierte mi nombre
es porque no presta atención.
Soy una loca amarrada
que solo sirvo
para la ensalada.
Seco como un tronco soy,
en el agua me deslizo,
en la orilla tomo el sol
y a todos atemorizo.
En los días de tu juventud,
acuérdate de tu creador.
Y serás de larga vida,
Lo dijo: ¿Qué predicador?
Blanca soy
y, como dice mi vecina,
útil siempre soy
en la cocina.
Redondas como una plaza,
todos le quieren dar caza.
¿Qué cosa es,
que silba sin boca,
corre sin pies,
te pega en la boca
y tú no la ves?
Es verde y no es del huerto,
tiene marea y no es mar,
y si yo no te lo digo,
no lo vas a adivinar.
Ni torcida ni inclinada.
Tiene que estar la pared.
Para eso tengo plomada.
Y me ayudo del nivel.
Largo lo ves
y muy fino es.
Cuanto más caliente.
Más fresco y crujiente.
Siempre de mí dicen algo,
aunque muy humilde soy,
don me llaman en el mundo,
adivíname quién soy.
Donde dice que: Pedro, Jacobo y Juan,
Con Jesús en comunión.
Fueron testigos de los fulgores
De la transfiguración.
¡Escapa, escapa!
Que esto que te digo,
aunque no te obligo,
te abriga y te tapa.
Atada a un cordel, volaba y volaba.
Y desde la tierra, un niño la sujetaba.
Ayer vinieron,
hoy han salido,
vendrán mañana
con mucho ruido.
Redondo soy
y es cosa anunciada
que a la derecha algo valgo,
pero a la izquierda nada.
Por más que me cubren.
Al final me descubren.
Podrás tocarlos.
Podrás cortalos,
pero nunca contarlos.
Bueyes y vacas lo comen.
Y en el campo, verde.
Empaquetada lo ponen.
Mi reinado está en el mar,
soy de peso regordeta;
un día, siglos atrás,
me tragué entero a un profeta
aunque luego lo expulsé
al pensar que estaba a dieta.
Una gran naranja,
redonda, redonda,
su padre la alumbra,
su hija la ronda.
Entre pared y pared
hay una cinta encarnada,
que lloviendo o sin llover
siempre la verás mojada.
Mi compañerita y yo
andamos en un compás,
con el pico hacia adelante
y los ojos hacia atrás.
Una niña tontiloca
con las tripas en la boca.
Aunque músculos no tengo,
los techos yo sostengo.
No soy sólo un tallito.
Pues si me tocas te harás daño.
Ya que la piel te irrito.
En medio del mar estoy,
no soy de Dios ni del mundo,
ni del infierno profundo,
y en todas partes estoy.
Chiquita como un ratón
guarda la casa como un león
En Granada hay un convento,
y más de mil monjas dentro,
con hábito colorado;
cien me como de un bocado.
Tapo al sol,
llamo a la luna
y de Persia
es mi fortuna.
Un valiente domador.
Que tiene la intrepidez.
De enseñar a la niñez.
Corre mulita
en cancha pareja,
clava la uñita
y para la oreja.
Nunca podrás alcanzarme,
por más que corras tras mí,
y aunque quieras retirarte
siempre iré yo junto a ti.
Un bichito muy ligero
anda por tierra preciosa,
a cada bocado que da
deja sembrada una rosa.
Te doy mi leche y mi lana
y para hablar digo bee,
si no adivinas mi nombre
nunca yo te lo diré.
Brazos con brazos,
panza con panza
rascando en medio
se hace la danza.
Muchos soldaditos,
siempre muy blanquitos,
siempre trabajando
todos muy juntitos.
Chao, chao,
rabito "alzao".
¿Qué será?
Es dulce como la miel,
Valiosa como el oro de ofír.
Y te consuela y da esperanza
A la hora de morir.
Ciudadano muy mirado.
Moderno camaleón.
Subido en tu árbol.
Cambias de color.
Es muy amigo del vino
y da aviso de trompeta,
guárdense de su lanceta,
el que tiene bueno el tino,
le mata en su misma treta.
Colorín, colorado,
¿quién araña en el tejado?
Soy blanca como la nieve
y en el mar soy yo criada,
de cristiana tengo algo
aunque no estoy bautizada.
De negro y en procesión
adivina quiénes son.
Le hacen correr sus caballos.
Y nunca le salen callos
Cinco hermanos muy unidos
Que no se pueden mirar.
Cuando riñen, aunque quieras,
No los puedes separar.
Va y viene
y en el camino se entretiene.
Zumba que te zumbarás.
Van y vienen sin descanso.
De flor en flor trajinando.
Y nuestra vida endulzando.
Doy descanso,
doy tormento
al bueno y al desleal,
y los hombres por igual
quieren dejarme su aliento
y su vida natural.
En una larga abertura
tengo yo mi dentadura
y luego que empiezo a hablar,
todas mis piezas se mueven
sin poderlas yo parar.
Fui al monte,
canté, canté;
vine a mi casa
y me arrinconé.
¿Quién es la sabia persona
de tal saber y tal furia,
que a quien le sirve o injuria,
nunca jamás lo perdona?
Cree en Dios sin faltar nada,
no quiere ser bautizada,
y pues tanto escandaliza,
en un fuego que ella atiza
habrá de ser abrasada.
Si sumas uno más uno
evidente que da dos,
y si da dos te descubro
dos veces la solución
de este juego de salón.
Parece un reloj de arena
o eslabón de una cadena.
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